El Papa Francisco permanece hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma, donde continúa recibiendo tratamiento médico bajo estricta supervisión. De acuerdo con el más reciente informe del Vaticano, su estado de salud se mantiene estable y una radiografía de tórax realizada recientemente ha confirmado la evolución positiva observada en los últimos días.
Tratamiento y seguimiento médico
El Pontífice sigue bajo oxigenoterapia de alto flujo durante el día y recibe ventilación mecánica no invasiva por las noches. Además, continúa con sesiones de fisioterapia motriz y respiratoria, parte esencial de su proceso de recuperación.
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A pesar de su hospitalización, el Papa mantiene su rutina espiritual. En la mañana, participó de manera remota en los Ejercicios Espirituales de la Curia Romana, conectándose con el Aula Pablo VI. Posteriormente, recibió la Eucaristía, dedicó tiempo a la oración y continuó con su fisioterapia motriz. En la tarde, retomó sus momentos de oración y reposo, complementados con sesiones de fisioterapia respiratoria.
El Vaticano reiteró que, dentro de la complejidad de su cuadro clínico, la evolución del Santo Padre sigue siendo positiva. No obstante, su equipo médico mantiene un monitoreo constante para garantizar su recuperación.
Agenda y actividades del Pontífice
Aunque su hospitalización ha limitado su participación en eventos públicos, el Papa ha procurado mantenerse activo en sus actividades espirituales. Su eventual retorno a las audiencias generales y otros compromisos dependerá de su evolución médica, por lo que, hasta el momento, el Vaticano no ha confirmado una fecha para su posible alta hospitalaria.
Aclaración sobre un posible viaje a Nicea
En medio de la atención mediática sobre la salud del Papa, surgieron versiones sobre una posible visita a Nicea en mayo. Sin embargo, el Vaticano aclaró que, aunque la opción está siendo evaluada, no se ha realizado un anuncio oficial al respecto.
Por ahora, la prioridad sigue siendo la recuperación del Pontífice, quien ha demostrado su intención de mantenerse conectado con sus responsabilidades espirituales, incluso desde el hospital.