En Versalles, el amor por el campo se cultiva desde las aulas. Niños y jóvenes de la Institución Educativa La Inmaculada han convertido sus clases en verdaderos laboratorios de producción agrícola, desarrollando 14 proyectos pedagógicos productivos que hoy son un modelo para el departamento y el país.
Estas iniciativas, respaldadas por la Gobernación del Valle del Cauca a través del Plan Especial para la Educación Rural (PEER) de la Subsecretaría de Calidad Educativa, no solo fortalecen la formación de los estudiantes, sino que también impulsan el desarrollo económico del municipio, enclavado en un paisaje de montañas y clima privilegiado.
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Formación con impacto real
Más de 60 estudiantes de los grados 10° y 11° participan activamente en la etapa productiva de estos proyectos, mientras que un semillero de investigación conformado por 20 alumnos trabaja en el desarrollo de productos innovadores. Desde el grado cero, los docentes llevan a los niños a las granjas, despertando su interés por el agro y sembrando las bases de futuros emprendedores del campo.
Xavi Andrés García, estudiante de grado 11, explica que uno de los proyectos más emblemáticos de la institución es la producción de café. “Contamos con 1.500 plantas de café, de las cuales 800 están en producción. Nuestra marca, Café Artemisa, es el resultado del esfuerzo y la dedicación de toda la comunidad educativa”.
Otro de los productos estrella es el plátano. Karol Dayana Molina, también de grado 11, destaca que este cultivo no solo es estratégico para la producción cafetera, al regular la sombra de las plantas, sino que también tiene un alto valor comercial. “En la vereda El Tambo tenemos un lote de 1,2 hectáreas de plátano, cuya cosecha se destina a la venta y a la producción de chips y tostones”.
Innovación al servicio de la alimentación
El estudiante Emmanuel Henao resalta la apuesta de la institución por el fríjol biofortificado, un proyecto desarrollado con el apoyo del CIAT y la Gobernación. “Este fríjol tiene el doble de provitamina A, hierro y zinc en comparación con las variedades tradicionales. Además, es ideal para los suelos de la región y contribuye a la seguridad alimentaria del municipio y sus alrededores”.
Por su parte, Ana Milena Ortiz, subsecretaria de Calidad Educativa del Valle del Cauca, enfatiza la trascendencia de estas iniciativas: “En La Inmaculada, la educación se vive y se trabaja con las manos y el corazón. Aquí los estudiantes no solo aprenden, sino que crean futuro. El PEER está dejando una huella profunda, sembrando progreso y transformando vidas”.
Un modelo de autosostenibilidad
La institución también desarrolla proyectos pecuarios, como la producción de leche, cría y ceba de porcinos y la avicultura con gallinas ponedoras. Además, han implementado estrategias para la transformación de residuos en abonos orgánicos y procesos agroindustriales que incluyen la producción de yogur, queso y mermeladas.
Con estas iniciativas, los estudiantes de La Inmaculada no solo reciben educación, sino que están construyendo un legado para su comunidad, demostrando que el campo es sinónimo de oportunidad, innovación y desarrollo sostenible.